El museo en las páginas de La Nación (1919)

El museo en las páginas de La Nación (1919)

A pocos días de la designación del Presbítero Pablo Cabrera como director del Museo Provincial de Córdoba, el diario porteño La Nación se refiere a este cambio y ofrece una singular visión sobre la situación presente de la institución y lo que considera debería ser su orientación futura. Se transcribe aquí el texto completo de esta nota, publicada el 11 de marzo de 1919.


La dirección del Museo de Córdoba

Quien alguna vez haya entrado en el edificio, de aspecto un poco fúnebre, que ocupa el Museo Provincial de Córdoba a la entrada del espléndido parque Crisol, dominando toda la ciudad desde la colina en que está situado, sabe que ese establecimiento, más que una realidad, es una hermosa esperanza, pero una esperanza que interesa por igual a toda la república. En su planta alta está reunida una colección más que mediocre de cuadros que, en su mayor parte, son deshecho del Museo Nacional de Bellas Artes, el cual, a medida que aumentaba sus adquisiciones, iba escogiendo las anteriormente hechas, relegando lo peor para los museos de provincia. Apenas alguno que otro trabajo de autor cordobés, o unos cuadros adquiridos cuando Córdoba tomó la plausible iniciativa de convocar a todos los artistas nacionales para que concurriesen a una exposición organizada allí bajo el gobierno del doctor Cárcano, levanta un tanto el interés que puede inspirar aquella incipiente pinacoteca. En cambio en la planta baja de la misma, encuéntrase ya una selección, más que meritoria verdaderamente interesante, de antigüedades coloniales, muebles, tapices, tejidos y vestidos, cuadros, dibujos, grabados y caricaturas, amén de algunos productos indígenas probablemente precolombinos que no sólo justifican toda visita que el forastero haga al Museo de Córdoba, sino que dan ya la pauta de lo que éste está llamado a ser en el porvenir. Más que un Museo de Bellas Artes, propiamente dicho, el provincial de Córdoba parece estar destinado, ante todo, a volverse un refugio para todas las antigüedades que, en el interior de la república, manos piadosas de amantes del pasado vayan recogiendo y salvaguardando de la destrucción a que, sin ellas, estarían destinadas. Será así, simultáneamente, un interesante museo de arte aplicada y un museo histórico, un conservatorio de las industrias textiles autóctonas, de tan alto abolengo y tan indiscutible cuño artístico, y un lugar donde el estudioso puede ir a darse cuenta, visualmente, de lo suntuosa que era la vida social y doméstica en los pretéritos tiempos del coloniaje. Conocido este carácter que, al mismo tiempo es la suprema razón de ser del museo cordobés, es seguro que no puede ser sino bien recibida en todos los centros de cultura del país, la noticia del nombramiento que acaba de ser hecho por el P.E. provincial, de Córdoba, del presbítero Pablo Cabrera para que ocupe la dirección de aquel establecimiento vacante a consecuencia de la renuncia presentada por el Sr. Deodoro Roca. El nombre del Dr. Cabrera, suficientemente conocido en todos los centros estudiosos de la república y fuera de ella, no necesita ser pregonado con motivo de la designación de que acaba de ser objeto. Durante una larga vida fue siempre el nuevo director del museo de Córdoba un ejemplo de descollante actividad como anticuario. Nadie lo aventaja como infatigable investigador de los más enmarañados problemas del pasado colonial, y nadie tampoco, lo aventaja como dedicado coleccionista de cuanta reliquia subsista de dicho pasado. Su residencia privada: el presbiterio de la Parroquia del Pilar en la capital cordobesa, era ya, y de hace mucho, un punto obligado de visita para cuantos deseaban darse cuenta de las muchas riquezas históricas que Córdoba contiene y de las cuales el Dr. Cabrera había cosechado abundantes especímenes para su museo particular. Y naturalmente, huelga decir, si quien tanto celo ha demostrado espontáneamente, habrá de corroborarlo ahora que la confianza oficial le encarga de hacer por deber, lo que siempre hizo por y con amor.»
(«La dirección del museo de Córdoba», La Nación, 11/03/1919)

Vista del museo, ca. 1916 (col. C. B.)

Vista del museo, ca. 1916 (col. C. B.)

 


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